El fin de la era campaign

Tras un año y tres meses de feliz matrimonio he de comunicarlos que voy a separarme de mi actual pareja... laboral. Para los que no lo sepan trabajo en una empresa sueca (punto potórrico!) que se dedica a cobrar deudas de morosos y a tocar los cojones al respetable con ofertas y promociones telefónicas. Bueno también se dedica a cosas más nobles, pero no tan divertidas de contar.

Ha sido un año de felicidad propiciada en gran medida a los potórricos allí reunidos. En esta empresa aprendí a bloguear y a buscar chuminadas por la red, pero también a hablar en inglés y la cosa esa de la informática.

He decidido llamar a esta época de mi vida, La Era Campaign. Para los nuevos: los Campaign Controller fueron seres semi-mitológicos de mi curro que se encargaban de repartir las tareas. Tal fue mi devoción hacia ellos que les dediqué una canción cuyo estribillo versaba tal que así:

Campaign controller
they save the world
Campaign controller
they improve your job.

Campaign controller
they save the world
Campaign controller
they improve your soul.



Marcho ahora al sueño de cualquier ciudadano: a una empresa al lado de su casa. ¿A hacer qué? Aplicaciones para los juegos olímpicos. Dado que como ustedes saben, soy un fan de los deportes, pondré todo mi empeño en hacer bien las cosas.

Ahora que me voy reflexiono, ¿qué es lo importante para mí en un trabajo? A bote pronto diría que:

- Gente joven: excepciones hay en todos los lados, pero reconozcamos que un ambiente con cabezas de familia, hipotecados hasta las trancas y gente 'con opiniones sobre la actualidad', el potorrismo tiene pocas posibilidades de germinar.

Imagínate trabajar con ellos

Excepciones haylas y si no que se lo digan a Milgrom, que por lo que me dijo trabaja con jovenes cuyo mayor placer habitual es quejarse del día anterior.

- Ambiente distendido: poder calzarse un pedo y que los demas lo 'celebren' es calidad de vida. Llevar barbacas, pelanas y pantalones de tres euros aumenta la productividad en el trabajo (científicamente demostrado). Que Nelson Barrasa tenga cuatro bonsais en su mesa relaja. Que se quite los zapatos para trabajar, ha hecho que se mueran los bonsais.

En mi trabajo hay gente que va así de informal

- Jefes invisibles: un jefe es como un árbitro o como el cebolleteo. Son buenos cuando no se hacen notar. Antes de la informática curré de monitor de ocio y tiempo libre, y siempre recordaré lo que significa tener un jefe entrometido y tocavainas. En mi empresa he tenido bastantes jefes, y lo que he aprendido, en contra del pensamiento picoto castellano, es que cuanta más libertad te dan, más y mejor trabajas.

Mi antigua jefa

- Baños unisex: bueno no exactamente. Plantilla unisex, si, porfa please. ¿Va a tener que meter mano Zapatero con la paridad, en el sector de la ingeniería o en el otro lado, de la enfermería? Lo digo porque trabajar rodeado de nabos, es bueno y correcto si te llamas Upiano y vives en Tierra de Campos, pero no si eres un hombre atractivo como er Croupier o Denian.

Faltan mujeres en el toreo

Son tantas las frases ingeniosas que de haber habido una mujer cerca se hubiesen transformado en fichas, que lloro de pensarlo. Que desperdicio. Y mientras tanto las maestras de educación infantil añoran un mocetón que les diga lo guapas que han ido a trabajar.

Estas son las cosas que más me importan para elegir un trabajo aunque hay otras que no hay que olvidar: sueldo, horario, correcta carga de trabajo, motivación, creatividad...

Sea lo que sea, Dios dirá. ¡Deséenme suerte en mi nuevo curro!