Picotar en tiempos revueltos

Si, amigos. El picotismo atraviesa tiempos tumultuosos. Pero tranquilos; su salud es firme. Sé de buena tinta que muchos de ustedes siguen practicando las artes picotas desde el anonimato. Se lo agradezco profundamente, mas les pido cuidado. El enemigo es astuto y se esconde tras piel de cordero.

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Para el nuevo, el olvidadizo o el lelo en general, venga esta entradilla de refresco. El Picotismo surgió cómo reverso negativo del fulgurante Potorrismo. Las profundas raíces taoístas (que va, todo mentira, traedme una berenjena) de los autores de este blog determinaron que el Potorrismo necesitaba un yang para compensar sus delirios de iluminación.



Lo picoto es lo espartano, lo dionisíaco, la haine, el angst, el rebuzno, el esputo, la vieha castellana o incluso lo asertivo, si ustedes me permiten la horterada.

Yo no soy racista pero


Muy agudo el amigo Andrés Diplotti. Dice la estadística del a ojo, que buena parte de los que usan esta estructura gramatical caen en la trampa del excusatio non petita o del quién-se-ha-tirado-un-pedo-el-que-tenga-las-manos-rojas.

Me temo, empero, que tendremos que hablar del "A tope con la libertad de expresión, pero" también conocido como LOS LÍMITES DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

No es objeto de este post enunciar los límites legales del Picotismo. Este blog se enorgullece de orbitar alrededor de la opinión pura (tan pura que los propios objectos a opinar son en ocasión ficticios). Esta estrategia nos ha librado de la lacra del Cuñadismo, fuera ser calificados de tales, o peor aún, repartir ese calificativo nosotros mismo.

El picotismo se acongoja pues, no ante al azote de la ley, sino de la tea purificadora de la moral.

Guerreros de papel de fumar

Hablemos de espacios seguros. De trigger warnings. De masas enfurecidas. De observatorios y panopticones. De la palabra pacato.

El concepto de espacio seguro en la era moderna de espacios líquidos es el que más me turba. Entiendo y respeto la idea de confort e intimidad. Si soy invitado a una cena en una casa en la que todo el mundo gosa de lo eco-bio-alternativo procuraré no romper bruscamente ese espacio seguro a lo Larry David.



Ese espacio es de ellos y yo soy el invitado. En definitiva tienen todo el derecho del mundo a retirarme su invitación cuando les plazca.

En los términos de esta conversación ¿Quién es el dueño de los siguientes espacios? Universidad, un periódico, Facebook o Internet. Si son de todos, o de nadie, o no se sabe muy bien de quién según para qué, parece una buena solución que, dentro de lo legal, cada uno diga lo que le plazca. Incluso, el pedir al otro, que no imponer, que se calle o que rectifique.

Ejemplos bochornosos de a callar se ha dicho, hostias son:

- La reacción a los tuits de humor ofensivo de Zapata o Vigalondo.
- Pablo Iglesias y acompañantes versus Rosa Díez.
- Medios de comunicación contra el Festival de Sitges por A serbian film.
- El universo contra Salvador Sostres cada vez que bocarranea.
- Boicot a LambdaConf por invitar a un ponente de dudoso gusto.

La creación alrededor del humor, ficción narrativa, política y pensamiento en general, se ve afectada por este clima cuando entra en términos picotos.

Déjeme usted que me tome las copas de vino que yo quiera

No es este post una invitación al picotismo desenfrenado. Decir lo primero que le pasa a uno por la cabeza es ser un maleducado. O un abusón si estamos picotando.

Personas humanas cómo Alvaro Ójeda o Donald Trump basan su éxito en decir lo que piensan en crudo, a lo bruto. Es relajante, en este mundo de restricciones, observar en público ese torrente de picotadas primarias. Si te dejas llevar, reirle las gracias al abusón es placentero.



No es ese el camino del picotismo. Y es quizá por ello que este blog, o al menos el que firma, hizo el mutis por el foro virtual. Ese punto medio entre los SJWs y Forocoches es algo a lo que todos podemos aspirar. Pero no tengo ganas de intentarlo con un grupo tan variable de miradas, sea aquí, en Facebook o Twitter. 

Que no produzca no quiere decir que no consuma. Es alucinante la cantidad de cacerías que se vean a diario por Internet. Que ojo, si es con tacto, no está de más que te digan porqué te has comportado cómo un gañan. Sin embargo, mis delicados nervios están acostumbrados a los tiempos antiguos, dónde te leían tus cuatro amigos y al que no le gustaba lo que veía se iba a otro sitio y tan pichis. 

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