Humor metafísico

Cuando miro atrás en mi vida me gusta ver la complicada telaraña de casualidades y azares que forma el esqueleto de mis historias y vivencias.Me fascina buscar relaciones y elementos de unión entre los distintos acontecimientos.Quizás por ello me haya fascinado uno de los últimos libros que he leido: "Leviathan", de Paul Auster.Una historia hilada como una red de coindidencias que van desencadenando las distintas situaciones.Pero no me voy a centrar en la magistralidad del autor, ni en su azote a los mitos americanos ni como desarrolla la idea sobre la dificultad para formarse como un individuo con una identidad autoreconocible...Lo menciono porque gracias a la obra he descubierto a un clásico humorista americano, Henny Youngman.

La escena del libro en cuestión es una en la que dos de los protagonistas, los dos escritores, hablan del pasado de uno de ellos en la cárcel. Uno le pregunta al otro si no lo había pasado mal... a lo que el segundo contesta:"No lo pasé mal,todo el mundo tiene que estar en algún lugar". Me pareció genial. Los distintos usos del humor. El gag en cuestión de Youngman del que está tomado es el siguiente:

"El marido llega a casa, entra en el cuarto de estar y ve un puro encendido en un cenicero. Le pregunta a su mujer qué es eso, pero ella finge no saberlo. Aún mosqueado, el marido empieza a registrar la casa. Cuando entra en el dormitorio, abre el armario y se encuentra allí a un desconocido. "¿Qué hace usted en mi armario?", pregunta el marido. "No lo sé", tartamudea el otro, temblando y sudando. "Todo el mundo tiene que estar en alguna parte".(Yo ahora estoy aquí)