¡Violencia inherente al sistema!

Hemos hablado, y mucho, sobre las diversas formas de expresión de la agresividad picota. Mi video preferido sobre el tema es el de los paragüas de gratis:




Mi historia predilecta sucedió hace unos 3 años. Yo por esa época practicaba Ninjutsu, práctica marcial de alto calibre flipado en la que perseveré gracias al amor universal que desprendía nuestro sensei y amigo, Miguel Angel. El ninjutsu no consiste unicamente en ir a entrenar dos veces por semana, hay todo tipo de actividades para dar rienda suelta a tu vena paramilitar. La estrella es el ¡¡Gotompo!!

¿Donde está Wally?

Esta derrapada mental consiste en irse 24 horas al bosque a practicar Ninjutsu. Con Kimono. En verano. Sin comida y sin bebida (se permite una pieza de fruta, y no vale un melón). Vamos que lo verdaderamente chungo no es ir, sino querer ir.

Tras varios meses de autosugestión un día decidí que iría. Por la tarde recibí una llamada. Era Gogo, una deliciosa Erasmus griega que nos hizo vivir a los pre-potórricos uno de nuestros episodios más bochornosos de pagafantismo. Primero Auroro, luego yo y para terminar Mojamuto, le doramos la píldora durante meses (no solapados, cada uno esperaba su turno) para conseguir un: sois taaaan adorables.

En aquella época siempre ibamos con tías

El asunto es que Gogo y Vana (la second erasmus, pobre mujer, todos sabemos que es mejor no participar que quedar segundo) iban a regresar a España por un fin de semana. ¿Lo adivinan? El mismo del Gotompo.

Huelga decir que mandé a tomar por culo, la que habría sido mi iniciación a la edad adulta, para seguir paladeando las mieles del pagafantismo teenager. Como gente de postín y risketos que somos, decidimos llevárnoslos de viaje a la playa de Santander con el garrulísimo tren playero.

Hombre, es que no hay derecho

La idea es pasar un sabado en la playa de Santander para todos aquellos calufos que no tienen pasta para irse todo el finde y tener que pagar un hostalillo. Tras pasar un día trop de agradable, volvimos a por nuestro beacher train a las 8 de la tarde.

Curiosamente, ya que la RENFE no falla casi nunca, ese día se les jodió la vía dejándonos tirados en la estación. Les recuerdo el carácter del viaje por lo que pueden ustedes imaginarse la tropa allí reunida. Mientras pasaban los minutos y la desinformación aumentaba, el picotismo fue aumentando. Poco a poco pudimos comprobar complacidos quien cortaba la baraja en temas de justa indignación. Decidimos bautizarle con el poco cristiano nombre de El viejuno sindicalista.

A la hora, salió el encargado de la RENFE para darnos el primer parte a los allí amotinados. Antes de que le diera tiempo a decir ni pío El viejuno sindicalista se puso en frente de él y le espetó gratuitamente (inaugurando los insultos que molan, como sunormal).

- Es usté un IMPÉCIL!!!
- Pero oiga, no me insulte, por favor.
- Yo soy mayor que usté, y por lo tanto le llamo lo que me sale de los cojones.

Al final nos pusieron un bus y volvimos todos a casa sanos y salvos, pero con las sensación de haber visto la agresión no física más picota de toda la historia.