Hola, mi nombre es Arturo. Soy un pedorro
Éste dramático y vívido relato me lo contó hace unos semanas mi buen amigo Arturo. Es una historia de vida construida a raiz de un suceso de esos que duelen pero que te hacen crecer.
Mi amigo Arturo nació en una modesta capital de provincias hará como 25 años. Desde chiquitito descubrió que en esta vida si quieres comerte un rosco tienes que tener hablidades sociales. Muchos de sus amigos extraescolares (mayores que él) eran los payasos de clase, y con semejantes ejemplos y poca competencia poco a poco se convirtió en el graciosillo del aula.
La gracia cruel no se la daba mal, pero luego le dejaba como enfadado. Sin embargo su principal fuerte era el humor para con el otro. Desarrolló una tosca teoría que denominó La moral del cachondo, por la cual arquetípicamente te podías reir de un cojo pero no de un paralítico, o sí de un bizco pero no de un ciego. Esto en la práctica se traducía en un humor puyero, pero amoroso, que más de un día, al pasarse de la raya, le trajo algún que otro quebradero de cabeza.
Su plato estrella en ese humor en la frontera fue su inusitada capacidad aerofágica. O su querencia por los meteorismos. Vamos, su amor por el cuesco. El pedo, molesta pero no ofende, y que nadie se atreva a negarlo, hace gracia.
Arturo siempre tuvo facilidad para expulsar gases, pero no quería convertirse en un vulgar pedorro de esos que practican guerra por saturación. El quería batallar como Napoleón, con estrategia y mano izquierda. Afortunadamente sus mentores fueron, y son, algunos de los pedorros más grandes que la piel de toro ha visto (u olido) por sus tierras.
Uno de ellos, al que llamaremos El Choje, es el protagonista de la siguiente anécdota. One day él y su amigo El Gayolas estaban viendo un video de su artista preferido, Michael Jackson. El Choje fue a la cocina y de estrangis metió los dedos en el bote de nocilla. Al volver al salómn arreóse un sonoro cuesco, para regocijo y alegría de El Gayolas. A continuación se metió la mano nocillera en los pantalones, y al sacarla dijo: Joder, creo que me he cagado encima tío. Ante el asombro de su amigo, se metió los dedos en la boca propinándoles una sonora chupada.
Eso si era un pedorro para Arturo. A raiz de hechos como este, Arturo desarrolló un profundo respeto por el follo, declarando que se tiraría los menos pedos futiles posibles. Todo pedo habría de tener introducción, nudo y desenlace.
Su sueño de infancia se vió cumplido en su último año de colegio. Aún siendo de carácter tocavainas, Arturo nunca fue un macarra, por lo que no acostumbraba a pasar las clases en el pasillo. Esa fascinación por el que le echaran de clase unida a su pasión por los gases nobles, hizo que un día se aprovechara de la inmadura e inestable sustituta de Biología. Tras hacer acopio de valor, Arturo se levantó y dió dos palmas mandando callar. Cuando todo el mundo le miraba, levantó el moflete derecho y disparó. Dios quisó que ese no fuese un pedo común, sino un super pedo. Huelga decir que Arturo, fue inmediatamente expulsado de clase entre los insultos de las chicas y los vítores de los chicos.
El pedo como hobbie le dió mucho a Arturo, muchísimo. Pero también mucho le arrebató. Parece obvio desde fuera que un hombre que se tire pedos no ha de ser potórrico, pero recordemos que James Dean se creía sexy cuando convertía su boca en un cenicero. No quiero pensar en las mujeres que habrá perdido mi buen amigo Arturo por culpa de su don.
Otro contra fue que aunque con los años desarrolló una excelente técnica de modulación armónica con su ojete, contadas fueron las ocasiones en que se aguantó un pedo (presentación del proyecto fin de carrera, pérdida de la virginidad y cada vez que entraba en un Body Shop). Esto le ha brindado un cuerpo poco preparado para almacenar gases.
El otro día en su trabajo (es ingenierio petroquímico, pero se dedica a las finanzas en Wall Street) su compañera de trabajo le apercibió en tono festivo ante sus continuos desplantes odoríferos. Dado que ella suele estar de charanga, Arturo no tomó en serio sus quejas pensando que al igual que amigos suyos como el Sr.Ciencasas, Er diácono o su colega salvadoreño, El paje, podría aguantar hasta límites insospechados sus efluvios.
Cual fue su sorpresa, cuando de pronto su compañera empezó a gritar que iba a solicitar el cambio de sitio y que iba a hablar con el jefazo. Arturo tuvo que tranquilizar a su compañera, jurando y perjurando que no volvería a soltarse una bufa en su presencia. Pero el daño ya estaba hecho, toda la sala había oído sentencias tales como Joder, para hacer eso vete el baño.
El miedo a futuras reacciones semejantes, hace que Arturo quiera cambiar su modelo de negocio. Si en su día cambió el humor cruel del cuatraojos y foca, por qué no hoy sustituir el pedo por el humor blanco.
Yo le doy todo mi apoyo y confianza y le recuerdo aquello que le dijo su amigo El paje:
Buscá un espació deshabitado que esté en proporción a la cantidad del maléfico gas que considerás vas a expulsar de tus entrañas para no provocar malestar en los que a tu alrededor se localizan y problema resuelto
Mi amigo Arturo nació en una modesta capital de provincias hará como 25 años. Desde chiquitito descubrió que en esta vida si quieres comerte un rosco tienes que tener hablidades sociales. Muchos de sus amigos extraescolares (mayores que él) eran los payasos de clase, y con semejantes ejemplos y poca competencia poco a poco se convirtió en el graciosillo del aula.
La gracia cruel no se la daba mal, pero luego le dejaba como enfadado. Sin embargo su principal fuerte era el humor para con el otro. Desarrolló una tosca teoría que denominó La moral del cachondo, por la cual arquetípicamente te podías reir de un cojo pero no de un paralítico, o sí de un bizco pero no de un ciego. Esto en la práctica se traducía en un humor puyero, pero amoroso, que más de un día, al pasarse de la raya, le trajo algún que otro quebradero de cabeza.
Su plato estrella en ese humor en la frontera fue su inusitada capacidad aerofágica. O su querencia por los meteorismos. Vamos, su amor por el cuesco. El pedo, molesta pero no ofende, y que nadie se atreva a negarlo, hace gracia.
Arturo siempre tuvo facilidad para expulsar gases, pero no quería convertirse en un vulgar pedorro de esos que practican guerra por saturación. El quería batallar como Napoleón, con estrategia y mano izquierda. Afortunadamente sus mentores fueron, y son, algunos de los pedorros más grandes que la piel de toro ha visto (u olido) por sus tierras.
Uno de ellos, al que llamaremos El Choje, es el protagonista de la siguiente anécdota. One day él y su amigo El Gayolas estaban viendo un video de su artista preferido, Michael Jackson. El Choje fue a la cocina y de estrangis metió los dedos en el bote de nocilla. Al volver al salómn arreóse un sonoro cuesco, para regocijo y alegría de El Gayolas. A continuación se metió la mano nocillera en los pantalones, y al sacarla dijo: Joder, creo que me he cagado encima tío. Ante el asombro de su amigo, se metió los dedos en la boca propinándoles una sonora chupada.
Eso si era un pedorro para Arturo. A raiz de hechos como este, Arturo desarrolló un profundo respeto por el follo, declarando que se tiraría los menos pedos futiles posibles. Todo pedo habría de tener introducción, nudo y desenlace.
Su sueño de infancia se vió cumplido en su último año de colegio. Aún siendo de carácter tocavainas, Arturo nunca fue un macarra, por lo que no acostumbraba a pasar las clases en el pasillo. Esa fascinación por el que le echaran de clase unida a su pasión por los gases nobles, hizo que un día se aprovechara de la inmadura e inestable sustituta de Biología. Tras hacer acopio de valor, Arturo se levantó y dió dos palmas mandando callar. Cuando todo el mundo le miraba, levantó el moflete derecho y disparó. Dios quisó que ese no fuese un pedo común, sino un super pedo. Huelga decir que Arturo, fue inmediatamente expulsado de clase entre los insultos de las chicas y los vítores de los chicos.
El pedo como hobbie le dió mucho a Arturo, muchísimo. Pero también mucho le arrebató. Parece obvio desde fuera que un hombre que se tire pedos no ha de ser potórrico, pero recordemos que James Dean se creía sexy cuando convertía su boca en un cenicero. No quiero pensar en las mujeres que habrá perdido mi buen amigo Arturo por culpa de su don.
Otro contra fue que aunque con los años desarrolló una excelente técnica de modulación armónica con su ojete, contadas fueron las ocasiones en que se aguantó un pedo (presentación del proyecto fin de carrera, pérdida de la virginidad y cada vez que entraba en un Body Shop). Esto le ha brindado un cuerpo poco preparado para almacenar gases.
El otro día en su trabajo (es ingenierio petroquímico, pero se dedica a las finanzas en Wall Street) su compañera de trabajo le apercibió en tono festivo ante sus continuos desplantes odoríferos. Dado que ella suele estar de charanga, Arturo no tomó en serio sus quejas pensando que al igual que amigos suyos como el Sr.Ciencasas, Er diácono o su colega salvadoreño, El paje, podría aguantar hasta límites insospechados sus efluvios.
Cual fue su sorpresa, cuando de pronto su compañera empezó a gritar que iba a solicitar el cambio de sitio y que iba a hablar con el jefazo. Arturo tuvo que tranquilizar a su compañera, jurando y perjurando que no volvería a soltarse una bufa en su presencia. Pero el daño ya estaba hecho, toda la sala había oído sentencias tales como Joder, para hacer eso vete el baño.
El miedo a futuras reacciones semejantes, hace que Arturo quiera cambiar su modelo de negocio. Si en su día cambió el humor cruel del cuatraojos y foca, por qué no hoy sustituir el pedo por el humor blanco.
Yo le doy todo mi apoyo y confianza y le recuerdo aquello que le dijo su amigo El paje:
Buscá un espació deshabitado que esté en proporción a la cantidad del maléfico gas que considerás vas a expulsar de tus entrañas para no provocar malestar en los que a tu alrededor se localizan y problema resuelto
Comentarios
Es más, más de un vez he utilizado a Arturo de parapeto para mis momentos aerofágios... Ü Tendré que buscar ahora una nueva táctica de evasión!!
Animos Arturo!( por los plasticos más duros!! )
Ánimo Arturo solidaridad peduna!!
lo que me he podido reir con la anecdota nocillera.
esa ciudad del centro-norte peninsular ha sido siempre un nido de ilustres personajes. para que nos vamos a engañar, por mucho que despotrique contra castilla tiene un humor socarron sin igual.
animo arturo!!!
le deseo todo lo mejor a Arturo!
Con su compañero de trabajo no ha tenido más problemas odoríferos además. Está pensando trabajar también su asuntillo de los regüeldos, aunque dice que poco a poco.
Gracias por el apoyo!!
Tenía usted razón al afirmar que los King Cobb Steelie son grandes. Son jodidamente grandes.
La otra. ¿Que vergas hacían su tutor del proyecto y David, el de la asamblea ciclista, paseando delante de mi oficina¿
Digame usted!
pedos sonoros en un examen de Ninjutsu mientras saludas al 2º dan??