Potorria: Ciudad de vacaciones

Estoy en tropecientas comunidades internauticas. Este anillo bloguero es una, el feisbuk otra, el tuenti, el twitter... y también porque no, las cadenas del gmail. Se genera más contenido interesante en esos chorros de mails que en un mes de la portada de Yonkis.

Mi preferida es la cadena que formamos activamente (porque siempre hay invitados que no escriben, pero leen) Nina, Estanli, Mis4ratos, Folken, Milgrom, Vaderetrocordero y yo. Dicho así parece un star system de la tontuna, y dicho de otra manera, pues también.

La última hot line ha versado sobre dónde nos molaría vivir, y entre tanta verborrea y salivazo, se me ha ocurrido que quizá compilando algunos de esos sitios podríamos imaginar Potorria, allí donde a todos nos gustaría vivir.

1. Vanuatu

Según la New Economics de Gran Bretaña Vanuatu es el país más feliz del mundo, y es que puestos a elegir que mejor criterio que la felicidad, aunque datos como que Mexico será el pais más gordo del mundo en el 2018, también deberían orientarnos una mica.



Los fuertes de Vanuatu son: paraíso fiscal, playas no muy concurridas y la costumbre de tomar un narcótico legal por las tardes. Esto me recuerda a unas bayas que mascan los viejunos de algunas tribus en Tailandia. Al llegar a los 45, uno se jubila y se pasa colocado el resto de su vida. Podría acostumbrarme.

2. Socotra

El lugar más marciano de la Tierra.


¿Cuales son la ventajas de vivir en un sitio que recuerda a las sensaciones que te provoca un chiste de Pedro Reyes?

Para empezar una cuenta de Flickr espléndida. También es interesante vivir en un escenario psicodélico sin necesidad de Ayahuasca ni de visionados continuos de El topo. En lo social, económico y político veo tan obvias las ventajas que ni las menciono.

3. La isla de Lost

Si usted se llega por el 1x05 o un poco más adelante no siga leyendo que hay spoilers. Ah y vaya a verlos, pero ya, stupiden.

Vivir en la isla de Lost (pero con la trama activa, nada del escenario en Hawai) molaría porque.

1. No se pasa hambre, ni se adelgaza.
2. Conoces gente.
3. No se pagan impuestos.
4. No hay autobús urbano.
5. Nunca hay que ponerse guantes ni bufanda.
6. Los efectos de la crisis no se notan.

No estaría mal tampoco vivir en el planeta Namek de Dragon Ball, en Smalville (con esa fotografía tan colorida, los problemas se alivianan) o en la gasolinera de Lleno, por favor.

La de cosas que pasaban en esa gasolinera, con Don Pepe

4. Zamora

En el ránking de ciudades realmente-poca-gente-lamentaría-que-desaparecieran siempre aparecen mencionadas Soria, Teruel y Cuenca, lo que ha provocado la paradoja de que esas ciudades ya no sean anodinas, sino notables.

Sin embargo Zamora es un verdadero enigma. A menos de 1 hora (¡creo!, en verdad no lo se bien) de mi ciudad de nacimiento no conozco a nadie que me haya dicho alguna vez: pues yo he estado en Zamora. ¿Ese olvido es casual? Jajaja, por supuesto que no.

Esto es un fake, pero que fijo

Como saben los seguidores de Zeitgeist nada es porque si, y la mejor manera de llegar arriba es pasar inadvertido hasta que se tenga la suficiente fuerza para asestar un buen golpe. No sé lo que están tramando en Zamora, pero sé que quiero estar allí para verlo.

5. Conclusión

A todo el mundo le gustaría vivir en otro sitio del que vive. Y a alguno, también en donde vive. Como no disponemos, de momento, del don de la ubicuidad nos habremos pues de conformar viviendo donde vivimos y soñando en dónde nos gustaría, como en ese programa gafapasta de Radio 3 llamado La ciudad invisible, donde se preguntaba a los invitados como sería su ciudad invisible.

La ciudad invisible es para mi (así con acento como argentino) una utopía no realizada, pues en el momento en que se materializa en el mundo de la concreción se desvanece dejando un regusto de lo que hubiese podido ser y no fue y ya no será, probablemente porque soy un pesado y para decir nada hablo mucho, y para decir mucho, ni me acuerdo, porque soy postmoderno y los postmodernos nunca decimos nada, porque todo es relativo y en realidad no hay nada más que construcciones culturales compartidas que en definitiva no son más que MI CIUDAD INVISIBLE.

O sea, Benalmádena los veranos.