Lo Erasmus visto desde lo potórrico

Observo complacido en el Feisbuk, que un colega de la facultad viene dentro de dos findes a Barcelona (el mismo que Carlitos!). Lo grande no es sólo que venga él, sino que viene acompañado de una quedada erasmus vallidoledina. Si señores, es oir Erasmus y ponerse uno a salivar.

- ¿Vamos a una fiesta de un colega?
- La verdad es que estoy reventado.
- Es una fiesta Erasmus. (Erasmus se ha de escribir siempre en mayúsculas en señal de respeto)
-Ah, coño, haberlo dicho antes.

Y es que si te dijeran de hacerte una colonoscopia Erasmus o hacerte la depilación anal Erasmus, aceptaríamos encantados. Para el común de los mortales el conceto Erasmus es un cúmulo de sugerentes evocaciones, pero para el que lo ha vivido puede llegar a convertirse en un leitmotif vital. Algo que me parece totalmente razonable.

Pongo beca Erasmus en el google y me sale nuestra querida Martita!

La situación previa al Erasmus es casi siempre precaria. Vivir con tus padres, en tu ciudad de nacimiento supone lo siguiente:

- Tus conocidos son de tu ciudad, y poco tienen que aportarte culturalmente hablando.
- Follar en casa es una utopía (a no ser que tus padres sean como los de Flanders)

La insoportable levedad del ser en padres

- Estás hasta la polla de los mismos bares, las mismas calles, el mismo clima, la misma gastronomía... que encima no has elegido tú.
- Estudios de la prestigiosa Nature Campaign Scientific Paper afirman que aquellos que viven en la ciudad en la que nacieron tienen un 37% más de probabilidades de desarrollar picotismo crónico.

Irte de Erasmus supone darle la vuelta a todo esto y mucho más. Aunque por supuesto no todos los Erasmus son iguales. Depende un montón de la carrera que estudies, de tu caracter y del destino solicitado. No es lo mismo ir de Erasmus a Helsinki (er croupie lo sabe bien) que a un pueblo minúsculo de Bélgica.

Erasmus en Suecia

No obstante el Erasmus encierra ciertos peligros. El principal es el puterismo desbocado. Ya me lo decían las monjas, ¡No se ha de confundir libertinaje con liberalismo! (ellas eran más de libertinaje). Se han documentado casos de tres meses de embriaguez continuada y eso no pue ser bueno.

Típica estampa Erasmus. (Edna Carapapel sound ) ¡Ja!

Fijense ustedes que el que me inició a mi en el excitante mundo de la meditación y el yoga fue un gambitero Erasmus legendario. Tal fue su hastio ante el potorrismo mal entendido (puterismo en definitiva), que sus pasos terminaron en la India. A ese punto llegará aquel que agote hasta la extenuación los placeres juveniles. La plebe suele hincharse a hacer un poco de todo, terminando con una sensación de ha molao, pero quiero más. Si a esto le sumas la vuelta a casa, uno se suele encontrar con otro de los peligros clásicos: la depresión post-Erasmus.

A Bertin se le fue de las manos en la Erasmus

Nótese que el Erasmus en muchas ocasiones no es vida de verdad, dado que casi todo lo haces en grupo y las decisiones que tienes que tomar son mínimas. La sensación de flujo se va a tomar por culo cuando vuelves a casa y tienes que crear de nuevo tu vida desde el aburrimiento. Esto puede verse agravado por la sensación de que sólo en una Erasmus se puede llegar a esos niveles de gozo.

Estrategias para superar esta depresión hay muchas y una con gusto a metadona, es apuntarse a todo evento Erasmus que haya en tu ciudad. A mi me parece más que bien, y desde aqui hago un llamamiento a los Potórricos para que recuperemos el valor de lo Erasmus.